Enseñar materias artísticas no sólo exige la transmisión de técnicas y modelos que permitan la ejecución de obras artísticas. Si bien esta orientación ha ocupado tradicionalmente el grueso de los planes de estudios, es preciso que además las clases impartidas contribuyan a que el alumnado vea cómo sus aptitudes son estimuladas para la generación de obras. El arte, como reflejo de la sociedad, está en una constante evolución, donde si bien existen paradigmas que permanecen con estabilidad, hay nuevas tendencias de las que nos es imposible abstraernos. El aula de arte se convierte así en un laboratorio donde poner en acción diferentes técnicas que permitan mostrar al alumnado nuevas formas de ver el arte y asimilar nuevas tendencias artísticas.